Éxodo 33:15
Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.
Nuestros logros personales, en cualquier área de nuestra vida, ofrecen la misma satisfacción que la que sentimos al ver los deslumbrantes destellos de los fuegos artificiales, el telón oscuro de la noche se ve iluminado y embellecido por una fiesta de luces y color, pero apenas dura unos segundos, quizá minutos si la celebración es importante, para luego regresar a la quietud y el silencio acostumbrado, solo permanece unos instante en nosotros esa sensación agradable.
Los logros profesionales, económicos, deportivos, tienen el mismo efecto, así como también los eclesiásticos, aunque están revestidos de mayor relevancia que los éxitos seculares porque guardan relación con eterno.
Lucas 10:17
Regreso de los setenta
Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Jesús hace una corrección de enfoque:
Lucas 10:20
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
Cuando se delega a Moisés la gran responsabilidad de guiar a su pueblo, Dios le prometió la victoria, la campaña emprendida tenía el éxito asegurado:
Éxodo 33:2
y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo...
La respuesta de Moisés es asombrosa: si tu presencia no ha de ir conmigo no nos saques de aquí.
¿Qué es lo que está expresando?
Mi compromiso primario no es con el pueblo, sino contigo, mi entusiasmo, mi alegría, mi éxito verdadero es tu presencia misma, lo demás se destiñe fácil y rápidamente.
Todo discípulo u obrero cristiano debe sentir este fuerte tirón interior, en medio de aciertos o fracasos, nuestro principal compromiso no es con los hombres, allí están los vaivenes y conflictos, los éxitos son transitorio, el amor de nuestro Padre no cambia y su compañía es la única fuente de satisfacción permanente y verdadera.
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