Filipenses 2:5
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
Jesús en su forma de Dios tenía una alta condición de la cual tenía que despojarse para acercarse a nosotros desde la humildad y de ese modo darnos redención, pero cuando se nos invita a imitar ese mismo sentir, que significado tiene para nosotros que nos encontramos en una condición de vergüenza, será que necesitamos despojarnos del retorcido instinto de pretender ser como Dios, del deseo de ser importantes, de distinguirnos, aun de liderazgo, gobierno o dominio.
Jesús se despojó cuando no necesitaba hacerlo, en su condición de Dios, de santidad y pureza perfecta, pero para nosotros esa humillación es indispensable para la salvación y sanidad del alma, para ser librados y sanados del veneno deformante del orgullo, que como dice Andrés Murray, degradó a los Ángeles más altos en demonios, pero esta humildad enseñada por Jesús, levanta a la carne y sangre caída a los tronos angelicales.
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