sábado, 17 de octubre de 2015

El privilegio de pertenecer.

Salmos 65:4
Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios;
Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo.

Habrá felicidad para aquel  a quien tu atrajeres. Que privilegio experimentar el movimiento interior del Espíritu atrayéndonos a la comunión con el Dios trino, en el mundo de nuestros pensamientos diversos y dispersos, cuán fácilmente el alma queda cautiva de otros intereses, se emprenden caminos interiores que se orientan hacia las experiencias temporales,  el alma se seca y los ojos pasean por la tierra.

Dios no grita demandando atención, su altísima dignidad le hace guardar silencio, su llamado es como un sonido en una frecuencia que el oído humano no logra captar, o mejor dicho capta con dificultad.

Salmos 25:14
La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su pacto.

Cuan grande es la dicha de sentir la caricia amorosa de nuestro Padre, ¿acaso hay algo mayor?
Por eso es bienaventurado el que tu atrajeres, o mejor expresado quien se dejará atraer, pues él no hace acepción de personas, dichoso quien logra oir, Salmos 81:8 Israel, si me oyeres...

Salmos 36:8-9
Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
Porque contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.

Nuestra oración, ¿no debería  transformarse en un ejercicio de aquietamiento?, donde las voces del alma se van apagando y en la quietud interior,  nuestro espíritu, como un maravilloso  órgano de captación celestial puede percibir la voz amorosa de nuestro padre, una voz transformadora.

¿No es esta misma voz la que nos transforma en obreros?

Cantares 1:4
Atráeme; en pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino;
Con razón te aman.

El pedido está en primera persona singular: atráeme, luego la respuesta en forma plural:  correremos. Otra vez: el Rey me ha metido en sus cámaras, de nuevo el plural: nos gozaremos, parece haber errores en la redacción, pero no los hay, cuando uno es atraído, serán luego otros los que corran en búsqueda de aquello que una vez hallado se comunica hacia quienes le rodean.

Oh Dios, ayúdanos a ser hallados entre aquellos que tú escoges para morar junto a ti.

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